El agua
No sé si seré capaz de decir algo nuevo sobre el agua. Algo que ya, otros antes, no hayan dicho, pues incluso nuestro mochuelo se atrevió, hace ya unos meses, a decir algo sobre el tema del agua. Pero hoy da la casualidad de que cerca de nuestro piso ha habido un reventón. Afortunadamente fue reparado después de unas ocho o nueve horas. Por suerte, es poco habitual un reventón en nuestra población, pero que si te toca es muy desagradable.
Por eso y por otras cosas nos atrevemos a decir algo más del agua, aunque no creo poder decir algo que ya no lo hayáis oído o visto casualmente.
Como digo, solo hemos estado unas horas sin ella, pero, sin duda, nos parecía mentira que llegase de nuevo, y lo digo siendo solo dos personas en casa. Imagino cómo será en una casa con muchos miembros en la familia. Como quiera que fuese, nadie quiere tener un corte de agua por muy pocas horas que sean, pues no deja de ser muy desagradable para todos. Sin querer, es un pequeño caos que afecta indiscutiblemente a toda la familia.
El mochuelo intenta dentro de sus posibilidades aportar su granito de arena. No intentamos solo llamar la atención porque yo fuese de secano, donde el agua era transportada en cántaros de barro. Cántaros que estaban clasificados como los del agua buena y los del agua menos buena. Ésta última no servía para beber y se usaba para regar una planta o quizás lavarse la cara. Quizás por eso me duele tanto ver muy a menudo que desperdiciemos un bien tan preciado. Nuestra agua, a la que no le damos importancia. Pues lo dije en aquel post que escribía hace meses: Yo creo que aprecio tanto el agua porque lo he vivido.
Amigo mío, por eso quizás este humilde mochuelo se atreve a escribir estos renglones sobre el agua. Porque todos nosotros, ricos o pobres, políticos o militares, médicos o labradores del campo, todos en su justa medida, deberíamos de poner algo de nuestra parte, antes de que sea demasiado tarde.
Cuidemos de nuestros campos, pueblos o ciudades. Pongamos cada cual de nuestra parte la voluntad y las ganas de consumir la mitad del agua de la que ahora gastamos. Hasta ahora hemos tenido agua, pero hay una posibilidad grande de que un día no muy lejano serán otros los que nos racionen ese bien tan preciado.
No quiero decirte lo que tú has de hacer porque no soy nadie para controlarte. Pero, si tú me lo permites, quiero que vivas lo del agua como algo tuyo, y que te des el capricho cuando abres ese humilde grifo, ese que es tan fácil de abrir. Piensa que cada uno de nosotros gastamos el doble de agua de la que necesitamos. Empezando por lavarse las manos hasta cuando nos duchamos. Solo te voy a pedir que intentes comprobarlo y controlarlo.
Pero no quiero cansarte más con mis recomendaciones y además ¿Qué sé yo del agua?
Si tú me lo permites, pasaré a contarte un trocito más de mi verdad…
Pasado algo más de un año, le dije al señor que me llevaba las cuentas que quería ampliar la cocina. Había que hacerla nueva del todo. Él me dijo que yo podría hacer lo que quisiera, pero que no era el momento, al menos para él. Según él, no salían las cuentas. Pero yo estaba tan enamorado de mi restaurante que yo creía, pensaba, que quería ampliar la cocina porque mi restaurante se lo merecía. Es verdad que no me sobrada el dinero, pero sí que me sobraba mi ilusión en una nueva cocina.
Antes de un año empezábamos la cocina. Yo me encargué del arquitecto, de lo que quería y de las necesidades que creía que teníamos. Mi hija y el contable, más el contable, buscaron la forma y manera de cómo poder pagar lo que no teníamos. Nuestro contratista fue el que cargó con la mayor parte. Una forma de no enredarnos con los bancos.
Se empieza lo que yo tantas ganas tenia de hacer. Intentamos cerrar el menos tiempo posible, pues el contratista sabía que tenía un tiempo limitado. Casi se cumplieron los plazos, algo muy difícil en los contratos de obra. Nosotros, recuerdo que hicimos unas mínimas vacaciones, sobre todo por ver a la familia. En esos días se hicieron muchas cosas en la obra, pero aún faltaba mucho para poder ver el final. No podemos decir que se portaran mal, pues no sufrimos demasiado. Algún que otro pequeño incidente sin la mayor importancia o detalles no deseados. Los pintores tuvieron que venir por la noche por la urgencia de poder abrir.
Más de una vez me había preguntado si era tan necesaria la obra. Primero, no hay que olvidar, que había que pagar, pero es que ampliar requiere más personal y otras muchas cosas más. Pero ya estaba hecho y no queda otra que tirar adelante.
Nuestra fama de pagadores nos avala y eso nos da confianza en nosotros mismos. Eso no quita de que hubo que seguir demostrando a los demás que éramos capaces de levantar nuestra bandera de pagadores. Cumplimos fielmente con nuestros compromisos. Gracias a los que confiaron en nosotros, y, sobre todo a nuestro contable, que supo medir nuestras capacidades.
Empezamos nuestra andadura en nuestra nueva cocina. Casi podíamos decir que empezábamos de nuevo. No podemos negar que creíamos que tendríamos menos problemas con nuestros trabajadores. Fueron muy parecidos. Sobre todo, para encontrar un buen cocinero. Suerte de mi mujer que ahí estaba para suplir las carencias de ese buen cocinero que difícilmente llegaba.
Tenemos el orgullo de que nuestro restaurante jamás notó las faltas que pudiese haber en la cocina, gracias una vez más, a que había alguien al que le dolía como algo que habíamos parido entre toda una familia. Cada cual en su puesto dio lo mejor que tenía y gracias a esto el restaurante nunca decayó, sino que fue creciendo, y no solo en nuestros alrededores sino más lejos de lo que nosotros jamás habíamos soñado.
Personalmente creo, que una de nuestras ventajas fue que nunca nos lo habíamos creído, sino que fue una constancia diaria que jamás perdimos. Y, una vez más, cada cual en su puesto.
Dicen, muchos de los que conozco, que estos son otros tiempos. Nadie puede ponerlo en duda, pero conozco algún que otro restaurante que siguen haciendo dos turnos como nosotros muchas temporadas hacíamos. Y, con esto, no quiero decir que nosotros fuimos unos dioses bajados del cielo. Simple y llanamente fuimos una familia entregada totalmente a nuestro negocio. No podemos dar ninguna receta, pues no la tenemos, pero sí sabemos que hay que trabajar y luchar por aquello que haces y que sea de verdad. Pero, por favor, no es mi intención dar lecciones, solo intento comentar nuestra realidad.
Y para no cansaros más os pedimos a todos una cosa. Perdonad mi insistencia. Me refiero de nuevo al agua. No pedimos nada que no sea normal. Pedimos que, cubriendo todas nuestras necesidades, gastemos menos de ese tesoro tan preciado como es el agua.
Amigos, compañeros del mochuelo de la amistad, nuestra misión es el caminar, y siempre continuar dando una mano a todo aquel que nos pida colaborar. Cada uno de nosotros puede hacer algo más por nosotros mismos y por los demás.
Nuestro mochuelo nos desea salud, libertad, ...
Vuestro amigo Juan
Comentarios