El qué dirán
Me acuerdo mucho y me gustaría olvidar eso del “qué dirán”. Algo muy negativo y que tantas veces nos hace pensar y no actuar. Afortunadamente cada día parece que nos importa menos el qué dirán.
Tengo que confesar que soy de un pueblo pequeño de la provincia de Cádiz hasta que un día hace ya un tiempo me vine a la provincia de Barcelona, donde quizás el cambio me haya hecho pensar un poco o mucho de otra manera. Sin desvalorar a nadie.
Perdón por ponerme de ejemplo. Desde hace mucho tiempo intento, pretendo y quiero que no me arrastre el qué dirán. Creo que lo estoy consiguiendo, pues parece una tontería, pero puede que sea una realidad que te pueda lo que dicen o lo que hacen los demás. Mas de una vez me he parado a pensar que para cualquier edad lo negativo que puede ser el pensar lo que puedan decir los demás. A pesar de la edad de cada cual miramos pensamos en el qué dirán. Qué alegría, qué orgullo cuando uno se siente libre de eso tan negativo como es el qué dirán. Se y me creo que cada día me importa menos el qué dirán.
Pues quiero verte, que caminas. Quiero soñar y pensar que no te importa el que digan que eres capaz de andar, sin que te importe que digan, ni que te puedan mirar. Sé valiente y sé tú mismo. Sé quién quieres ser, sin importar lo que digan ni lo que puedan los demás pensar. Sé consciente con tu vida, sé leal a ti mismo. No te importe el camino y mucho menos el qué dirán.
Mientras tanto, yo te cuento, un trozo más de mi vida, un trozo de mi verdad.
Si mal no recuerdo, creo que me había quedado en que empezaba mi aventura en el bar de La Casa de Andalucía.
Antes de seguir, comentar que me gusta el dinero como a todo el mundo. Me gusta tener el que sanamente necesito. Pero jamás fue mi intención aprovecharme de situaciones favorables. En este sentido, estoy muy tranquilo y sin esconderme de nadie. No puedo, ni quiero quejarme de cómo me ha tratado la vida sino todo lo contrario. Quiero estar muy agradecido y hasta orgulloso de cómo me trató. He trabajado mucho y sigo disfrutando de lo que hago, pero jamás me he quejado de mi vida.
Digo todo esto porque puede haber señores o señoras que no estén de acuerdo con mi versión. Pero sin duda, este es un trocito más de la realidad de mi vida.
La casa de Andalucía, fue una verdadera lástima de cómo terminó, y no porque yo me fuese como me fui o me echaran como me echaron. Si no una verdadera lástima dar la imagen que dimos como andaluces. Como andaluces fuimos unos cobardes. Dejar la casa de Andalucía en manos de unos señores cultos, inteligentes (según ellos), pero cuatro andaluces de los que no merecen pertenecer a una hermosa tierra como es Andalucía. Andaluces de los que creen y piensan que hundiendo a los demás y sin trabajar, levantarán nuestra Andalucía.
Andaluces, andaluzas demostremos lo que valemos, y no más ni menos de lo que somos: hijos de una tierra de trabajadores y no solo de panderetas. El cerrar la casa de Andalucía en Martorell no hizo beneficio a nadie, sino que fue un mal ejemplo como andaluces y ciudadanos de un pueblo.
Particularmente a Juan Zamudio, trataron de hundirlo solo y exclusivamente. Y se cumplió lo que un buen día me dijo aquel buen señor: “Lo peor de una asociación, como la casa de Andalucía, es que mandan todos y no manda nadie. Pero mucho peor si ven que te ganas la vida”. No estamos preparados para entender y comprender que lo mejor para todos, es que nos podamos ganar la vida sin perjudicar a los demás. Algo no bien visto y mucho menos por gente que no valoran el trabajo de los demás.
Conozco y veo de vez en cuando más de uno de los que estaban en la junta que, a estas alturas de la vida, no tienen ni coche. Ahí se puede explicar la inteligencia de la mayoría de los señores que estaban en la junta. Digo lo de los coches, porque es un ejemplo de andaluces brillantes. La casa de Andalucía, después de echarme a mí, creo que duró en desaparecer un par de años. Fruto de una gestión super inteligente. Sí que debo de reconocer que, algunos de sus fundadores, tuvieron muy buena visión y voluntad de hacer algo que nos podría favorecer a todos los andaluces y podría haber dado un buen ejemplo al pueblo donde vivíamos. Al final, fue todo lo contrario.
Para todos, para todas, vive tu vida sin hacer daño a los demás, pero sé valiente, no te dejes llevar por el que dirán. Eso era antes cosas de pueblo, pero todavía somos algunos los que nos dejamos llevar por el qué dirán.
Amigos, amigas y simpatizantes de nuestro Mochuelo de la amistad, podéis visitar nuestro local donde podemos aprender, enseñar, colaborar y donde todos podemos aportar lo contrario al qué dirán.
Mientras tanto, un abrazo
Vuestro mochuelo, amigo Juan
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