Puede que yo no esté preparado


Puede que yo no esté preparado, … pero la vida me enseñó que, aún sin estar preparado, has de arriesgar. Hay un dicho que es muy viejo, le dice don Quijote a su escudero Sancho Panza: “sábete Sancho que no hay hombre que sea más que otro, sino que hace más que otro”. 

Queridos amigos y compañeros, creo que no todos tenemos porque estar en la SEAT o en un buen despacho de abogados o en un gran restaurante como cocinero. Respeto enormemente lo que tú hayas elegido, pero, por favor, no te quejes y no eches la culpa a los demás de tu situación. Todos tenemos motivos por los que reír y por los que llorar. Una gran mayoría de nosotros hemos tenido la gran suerte de poder elegir y de poder soñar.

Muchos de nosotros, no hemos sido capaces de enfrentarnos a nuestra vida real, la vida la que nos hace sentir, la que nos hace soñar y por la que debemos de luchar. 

Es aquella vida que te hace sufrir pero que te hace pensar. Es una vida en la que quizás eres el esclavo de tus sueños, de tu vida real, que sin duda te hace madrugar, trasnochar, pero una vida que quieres, que amas.

Que amas, porque eres el que lleva el timón de tu barco, porque siendo el esclavo, eres el dueño de tus sueños y de tu esclavitud. 

Hay muchos hombres y mujeres que machacaron sus vidas siendo esclavos de los demás y no fueron capaces de enfrenarse a su vida real. Esa vida que un día soñaron. 

Pero con vuestro permiso, un día más me gustaría contar un trocito más de mi verdad. Una verdad que paso a paso, se va haciendo realidad. 

Como os decía, los camiones fueron una gran parte de mi vida, la que no puedo negar. Pero la que en muy poco tiempo me empezó a cambiar. A mis cuarenta y muy pocos años, me sentía viejo y no quería una jubilación con los camiones. Eso me hacía no ser feliz con los camiones. Creo que fueron dos o tres años nada agradables para mí. Me estaba pasando algo que yo no podía entender. Por una parte, yo no tengo ninguna otra especialidad, no hay dinero y sí una familia. Y, por otra, muchos sueños que cumplir, pero que veía imposibles de poder cumplir.

Pero, pasan los días y quizás más de un año, y no sueño con nada que pudiese ser capaz de hacer. Sí que es verdad que, junto a mi otro local, dentro de mis posibilidades, me atrevo a alquilar otro, y quiero soñar que yo sería capaz de hacer algo que pueda dominar. El local tiene muy pocas posibilidades, sobre todo por el sitio donde está ubicado. Pero yo me creo que algo se puede hacer, porque, entre otras cosas, pienso que tal y como está ubicado, puedo meterle un trozo del otro local (el que hace ya tiempo que tengo alquilado). Lo importante para mí es que me creo que puedo seguir soñando. Llevo a un señor más entendido que yo en el tema y me puso las pegas necesarias para no continuar. Pero sí que me creo todavía que lo podría hacer realidad. Y se lo comento a una chica con la que tenemos muy buenas amistades y con la que coincidimos en muchas de nuestras ideas. Ella también lo ve como algo no viable sobre todo por la ubicación. Lo bastante para no continuar.

Pero sigo trabajando, soñando y antes de un año me compro una furgoneta de segunda mano, no muy cara, pero a la que tuvimos que hacerle algunas reparaciones. Se las hicimos en mi propio local con la ayuda de mi vecino el mecánico. Creímos haberla puesta a punto con la ilusión de ir al pueblo de vacaciones. Normalmente las hacía casi cada año en septiembre. Pensamos que iba a ser un viaje para pasarlo bien. No pasó nada que no se pudiese arreglar, pero sí que fue un viaje lleno de incomodidades, ya que a cada rato nos teníamos que parar para poner agua, o parar para que se enfriara el motor. A pesar de todo, hicimos el viaje que casi queríamos hacer, pues visitamos pueblos de alrededores, y de paso Cazorla para ver el nacimiento del rio Guadalquivir, pero además me traje la furgoneta cargada. Entre otras cosas, de aperos del campo que ya no servían de casa de mis padres. Aún los guardo. Fue llegar de las vacaciones y llevar la furgoneta a donde la había comprado, para que la vendiese lo más pronto posible y máximo por lo que me había costado. No me importaba lo que me había gastado en la reparación, lo importante era el quitármela de encima.

Unos días antes de irnos de vacaciones, la chica a la que yo le había pedido opinión sobre lo que yo quería montar en el local, junto con otro señor con el cual también teníamos buena amistad, nos encontramos de casualidad o vinieron a buscarme. Me dicen que van a fundar la Casa de Andalucía. Allí habrá un bar, pero que se ha de montar, pues solo existe el esqueleto del mostrador y muy poco más. Desde el primer momento, pienso que me podría valer. Una gran sorpresa.

Al otro día por la tarde, cuando fuimos a ver el local, me cuadra casi todo. A pesar de no haber nada. 

No fue igual para mi mujer cuando se lo expliqué. Lógico y natural. Lo primero es que yo he de dejar el camión sin saber cómo podría funcionar. Y, además, gastar lo que no teníamos. Pues, aunque fue un gran alivio haber vendido la furgoneta y una parcela que habíamos comprado hacía unos cuantos años con uno de la familia, con eso no se llegaba a cubrir todos los gastos. Parte del montaje quedó para pagar en unas cuantas mensualidades. 

Pero, antes de llegar aquí, pasaron unos meses en los que yo quería y no quería. Y, un día de esos que estaba mi jefe trabajando como siempre, me dice que como llevaba aquello que yo le había dicho de lo del bar de la Casa de Andalucía. Le empecé a explicar los pros y los contras que tenía mientras él no dejaba de trabajar. Al final de yo contarle casi todas mis negatividades, y al mismo tiempo las ganas de hacerlo, me dice: Todo está muy bien… solo te digo que tú decides, y que, si te fuese mal, aquí siempre tendrás un puesto de trabajo. Aquella respuesta me abrió todas las puertas que yo veía cerradas. No quiero cansaros más, … 

Amigos y compañeros del Mochuelo de la Amistad, no tengas prisa, pero no te pares. Cada paso, por muy pequeño que sea, es un paso más, para aquello que queremos conquistar. Imagino que tienes prisa por llegar, pero no te precipites. Sé constante, sé valiente. Seguro que alcanzarás a dónde quieres llegar. 

Espero que no te rindas delante de tu verdad. 

Un abrazo, del Mochuelo, vuestro amigo Juan.


Foto de Ata Ebem en Pexels

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Nunca pensé que volvería a curarme de mi herpes, me diagnosticaron herpes genital desde julio del año pasado, hasta que un día investigué en Internet donde vi a alguien que dio testimonio de cómo el Dr. Ogala lo ayudó a curar su herpes. con su medicina herbal natural, me sorprendió mucho cuando vi el testimonio, y también tengo que contactar al médico herbal (Ogala) para que me ayude. Me envió su remedio y me curé por completo dentro de las 2 semanas de tomar el remedio. Estoy muy agradecida con este hombre porque me ha devuelto la salud y me ha hecho feliz de nuevo. Cualquier persona que pueda estar enfrentando el mismo problema o cualquier enfermedad de transmisión sexual debe comunicarse con el Dr. Ogala por correo electrónico: ogalasolutiontemple@gmail.com o WhatsApp +2349123794867

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