El agua
Algo tan básico y necesario y, hasta que no nos falta, no le damos la menor importancia. Ya hace un tiempo que yo me atreví a hablar del agua, y no por mis conocimientos científicos, sino porque sé lo que es vivir mucho tiempo sabiendo que hay que economizarla.
Pero lo que yo pueda saber del agua ya ha pasado o no ha de tener la mayor importancia. Pero si de algo puedo presumir en esta vida es que yo he vivido mucho tiempo economizando agua, y quizás por eso puedo permitirme el lujo de poder hablar de cómo se puede economizar.
Tengo dos cosas en mi vida de las que puedo hablar con bastante seguridad de no equivocarme: una es el cómo poder economizar agua y la otra, muy particular, que no tiene nada que ver con el agua: el tabaco, del que estoy seguro de lo malo que es y que nadie te prohíbe dejarlo.
Pero hoy, con vuestro permiso, seguiremos hablando del agua, aunque yo no traiga grandes novedades sobre su ahorro. Para cada uno de nosotros, la mejor manera que tenemos y debemos de mirar es cuidar el gasto de agua. Todos decimos “es que yo no tiro o no malgasto ni una gota de agua”. Ojalá fuese verdad.
Tú, yo y nuestro vecino, todos podemos gastar bastante menos agua. No quiero ni creo que deba decirte como has de gastar menos agua porque eso solo tú debes de saberlo. Sí que me atrevo a decirte que con la mitad de lo que gastas tendrías bastante, porque todos somos muy comodones.
Solo decir para ti, para mí y para todos aquellos que saben mirar por el agua dar, de mi parte, un gran aplauso, porque un día no muy lejano, desgraciadamente, tendremos mucha escasez de agua. No seamos de aquellos que dicen que “como pasé hambre, ahora, el pan que me sobra, lo tiro”. Y, no son cosas inventadas. Yo lo he oído.
Miremos por el agua. Aunque todavía te sobre, aunque antes no hayas tenido la necesidad de mirar por ella. Seamos amantes de lo que tenemos y no porque antes no nos faltase.
Perdonad que me enrolle con el agua. Confieso que soy piscis, y quizás por eso mi defensa de ella.
Pero, con vuestro permiso, paso a contaros un trocito más de mi verdad, siguiendo con el tema del agua. Y no presumiendo de tener mucha agua, sino recordándome a mí mismo que no debo gastar tanta.
Para mí, no hace miles de años, que el agua de beber la teníamos a dos kilómetros de distancia y eso, quieras o no quieras, te enseña y te educa a saber cómo usarla.
Hace ya unos cuantos años que tengo invitados a mis cuatro nietos a pasar un día en el campo para enseñarles a limpiar unos cacharos con agua racionada y que se queden limpios gastando el mínimo de agua. Con eso no quiero decir que yo lo haga mejor que nadie.
Pero, amigo mío, no hay mejor prueba que cuando te duele. En mi pueblo se decía “si quieres saber quién trae el agua, tírala”. Siempre ha habido derrochadores de agua. Pero era el que no iba a buscarla. Cuando tú tienes que madrugar, trasnochar, o cuando hacía un sol abrasador y tenías que ir a por agua no era plato de buen gusto.
Menos que, de paso, pudieses ver a la novia, como fue más de una vez mi caso. Aunque fuese solo para decirle adiós y muy poquito más. La comodidad, la necesidad, el bienestar del agua es algo tan grande, que al que nunca le faltó no lo puede apreciar.
Sobre el agua quiero pensar que nosotros los humanos siempre hemos salido de grandes adversidades, quizás peores. Esperemos que sea verdad.
Nuestro mochuelo, un día más, desea continuidad con fuerzas, con alegría y bienestar.
Un abrazo de nuestro Mochuelo, vuestro amigo Juan.
Comentarios
Si tuvieramos que ir con el cántaro a la fuente cada día a por agua otro gallo cantaría.
Yo desde hace algunos meses he disminuido el caudal del agua de los grifos, recojo el agua de la ducha hasta que sale caliente en un cubo que luego me sirve para tirar al WC y ahorrar 1 cisterna, riego las plantas con el agua de hervir la verdura y voy con el coche lleno de polvo. Es lo mínimo que puedo hacer por el bien común, y me duele cuando hay personas que no estan nada concienciadas con el tema porque es bien serio.