¡ Vuela alto amigo mío !
Amigo, amiga vuela alto para que así podamos dar ejemplo a los demás. Nadie es perfecto, pero cada uno de nosotros tenemos que ser capaces de volar lo más alto que podamos para dar una vida de ejemplo por donde pasamos.
No es mi intención enseñaros, pues casi todos nosotros ya sabemos lo que significa volar, pero sí que me atrevo a decirte que dediques tiempo para soñar. No te hagas viejo antes de que seas viejo, no llores antes de que te puedan pegar, busca dentro de ti la semilla y la capacidad que nadie más que tú sabe cómo encontrar. Descubre en ti cuánto vales, haz florecer en tu jardín las flores para tu bien y para los demás. No pienses tanto en tu edad, sé libre dentro de tus posibilidades.
Deja ya de lamentarte por tu falta de suerte, deja de engañarte a ti mismo y a los demás. Ponte en marcha lo más pronto que puedas. Hoy puede ser un gran día si tú quieres y te lo propones.
No puedo engañarte, pues tú, quizás, puedas comprobar que no soy un fuera de serie para decirte las cosas que te digo y que te escribo. Quiero agradecerte cuando lees algunos de mis escritos, pues estarán más bien, más regular, pero sí que escribo desde mi verdad, la que quiero transmitir a todos aquellos que medianamente tienen voluntad de aprender, de enseñar y de colaborar.
Donde quiera que te encuentres, hoy puede ser un gran día para empezar. No desanimes. No creas que todo lo que encuentres en tu camino será de color de rosa. No importa que seas de campo o de ciudad. Sé persona de buena voluntad.
Te cuento amiga, amigo que el nombre de este escrito lo saqué de un libro que estaba abandonado. Al menos no sé quién sería su dueño. Lo cierto es que me llamó mucho la atención. Vuela alto ya que muchos de nosotros tardamos muchos años en saber que sin alas no se podía volar.
Y a raíz de esto, podría contar un trocito más de mi verdad.
Creo que ya en alguna otra ocasión conté algo de mi niñez, pero no quizás de mi juventud. Hasta los quince años era un porquero, haciendo trastadas de chavales. No quiero hacer comparaciones y mucho menos mentir, pero sí que creo que hoy un chaval de siete u ocho años sabe mucho más de la vida que nosotros a los quince años. Lo que no quiere decir nada. Dejo los cochinos y me engancho al campo, a cumplir casi como un hombre. Trabajo normalmente con mi hermano mayor que yo y mi padre para enseñarme a ser un hombre del campo, donde no se podía preguntar casi nada no fuese que alguien se estuviese enterando. Hermetismo casi total.
Pues difícilmente te podían hablar o informar. Fue la época del silencio, donde todo era malo. Quiere decir que no tengo mucho contacto con la vida social, pues primos y compañeros, casi en la misma situación que la mía o muy similar, por lo que era uno más de la vida rural.
A los diecisiete o casi con dieciocho, vino un sacerdote o un cura al pueblo que nos dio mucho, ya que carecíamos de todo. Pero, a pesar de darnos mucho, porque no teníamos nada, le faltó mucho para darnos lo que necesitábamos de él a nuestros dieciocho años.
Para mí particularmente dos veces que lo necesité, puedo decir francamente que me falló. Y, que conste, que no por eso dejé de comprender que nos dio mucho a un grupo de chavales de mi edad. Pero, amigo mío, jamás escuché algo para poder volar. Algo que se podría hacer sin molestar a la religión ni a los demás.
Quizás puedo decir que fue una etapa de mi vida buena, sobre todo comunicativa más que nada con la iglesia, pues, además tres de la cuadrilla, fuimos aconsejados por el propio cura de irnos de voluntarios a Jerez.
A mí no me quisieron, pues según ellos los querían más altos. Me dolió, pero supe sufrir mi dolor, pues según rumores, nuestro sacerdote algún mando tenía él en el cuartel.
Como quiera que fuese, aún espero de mis compañeros o del cura el más mínimo interés por saber algo de mí. Lo he perdonado, pero que jamás olvidaré.
Pero quizás ese era mi destino. Jamás nunca añoré el no haber podido entrar en la aviación como voluntario. La vida me sonrió. Hoy puedo estar muy orgulloso de no haber entrado en aviación como soldado.
Hoy quisiese volar, como muchos de vosotros.
Sed felices, disfrutad de la vida y no padezcáis demasiado por lo que pueda pasar. Tened fe y pensar que por algo ha podido pasar.
Nuestro mochuelo os abraza y quiere volar, vuestro amigo Juan.
Comentarios