Ser agradecido
Amigo, amiga, compañero, conocidos y no conocidos… A todos vosotros que os tengo que estar muy agradecido, pues sin todos vosotros no hubiese sido posible llegar a donde hemos llegado.
Creo que no
hace falta enumerar cuantas cosas buenas o menos buenas por las que vivimos y
nos dejaron vivir. Pues todos, queramos o no queramos, nos necesitamos. Es
quizás por eso que, queramos o no, todos estamos obligados a darnos cuenta de dónde
venimos y/o dónde estamos.
No intento
decir a nadie lo que debe de hacer o lo que tendría que hacer, pues ya con lo mío
tengo más que suficiente. Algo que normalmente decimos casi todos y así vamos
como vamos. No deberíamos de modo alguno dar de lado a aquellos que nos
necesitan. No podemos negar cuánto desperdiciamos, empezando, por ejemplo, por
el agua, de la que no quiero hablar, pero la que un día nos daremos cuenta de cuánto
la necesitamos.
Soy un gran
enamorado de las nuevas tecnologías, aunque me falta mucho para poderlas
dominar. Fui uno de los que nació en otros tiempos y lugar, pero, a pesar de
todo, tengo que sentirme un privilegiado solo con el hecho de poderme comunicar
con los demás. No podemos ni debemos decir tantas veces que ya trabajé bastante,
que soy mayor, que hace frio o calor para disimular y no darte a ti mismo, ni a
los demás, lo que le tendrías que dar. No estás obligado, pero sí, quizás, te tuvieras
que responsabilizar un poco más.
No pido nada
a nadie. No soy quién. Solo sí que quiero sentirme uno más de mi sociedad, pero
además uno al que le guste hacer el bien para sí mismo y para los demás. Seamos
conscientes, tengamos un poquito más de buena voluntad y no digamos tantas
veces que la vida está muy mal. No podemos negar que hay guerras y desastres naturales,
pero que nosotros todos quizás podamos dar un poquito más que podría beneficiar
a los demás.
Entiendo y comprendo
que todos nosotros tenemos miles de obligaciones y que no es fácil poder hacer
el bien a los demás. Pero hay algo muy sencillo: quiérete mucho a ti mismo y quizás
luego puedas querer y apreciar más a los demás.
Creo que
estoy tardando en contaros un trocito más de mi verdad. Hoy mi verdad puede ser
la verdad de los demás.
El tabaco que
no sé si podría entrar en ese trocito de mi verdad.
Para los que
no me conocen, deciros que yo fui fumador desde muy jovencito. Hace ya unos treinta
años que lo dejé y creo que no pude hacer mejor cosa, pues siempre dije que
para mí fue una gran lotería. Y, no te lo digo por presumir contigo, sino que considero,
cada día más, que dejar de fumar fue el gran acierto de mi vida. Tú puedes
hacer lo que quieras, pero, sobre todo, no te mientas a ti mismo. Tú también te
puedes quitar.
No puedo
negar que soy una persona muy convencida de que el tabaco además de ser malo es
un vicio totalmente engañoso, porque el fumador además de engañarse a sí mismo
quiere y pretende engañar a los demás. Porque el fumador hace alarde de su
valentía y verdad en lo que podría asegurar, que son personas sin voluntad para
poder decir basta. Es más que posible que este Blog no te va a quitar del tabaco,
pero yo te diré, a pesar de tu argumento, que cada fumador debería ser
responsable y consciente para dejar de fumar. Más hoy, con tanta información
como hay. El que no lo deja es porque no aprecia su vida.
Pero, sin
estar previsto, los otros días me encontré con cinco chicas y chicos, entre doce
y quince años. Que charlaban y a la vez cada cual, con su cigarro. No pude
aguantarme y, de buena manera, quise decirles el mal que se estaban haciendo. Fueron
educados y sus respuestas no fueron muy a la defensiva. Quizás por sus edades,
pues creo que tuve suerte. No es la primera vez que salgo escaldado. Lo importante
es que poco más o menos quedamos casi como amigos.
Pero no
puedo dejar de contar un segundo caso de esta misma semana: una señora no muy jovencita,
con dos niños de meses en su cochecito y fumando descaradamente mientras que ella
empujaba su cochecito. No me pude aguantar y le dije directamente a la cara está
usted cometiendo no sé si un crimen, fumando con estos dos angelitos, su repuesta,
bueno ya lo sé, pero… yo le volví a decir es un crimen, y ya no me contestó.
Con tabaco o
sin tabaco, tenemos y debemos ser agradecidos, educados, pero quizás no estaría
mal que, por parte de la ciudadanía, fuésemos más exigentes empezando por
nosotros mismos, sé que no es fácil ni nadie creo que esté autorizado a poner
orden en la calle. Creo, sinceramente, que no sé del todo si hago bien o mal. Sí
que es verdad, que cada cual es dueño de su vida, pero no creo les venga mal el
recordarles una realidad: matarme yo es una cosa, matar a los demás…
Mientras
tanto, nuestro querido mochuelo no deja de volar.
Un abrazo de
él y de vuestro amigo Juan.
Comentarios