Nada es eterno


 

Lo decimos, lo exageramos y hasta lo confirmamos. Lo digo porque ya se fueron las vacaciones. Las que casi siempre se hacen cortas. Pues no cabe la menor duda de que las vacaciones normalmente son motivo de bienestar. Pero nada es eterno, por mucho que nosotros lo deseemos. Creo que la vida está hecha de trocitos maravillosos, pero también de trocitos amargos, a los que nos enfrentamos.

La vida no deja de ser un sueño, pero un sueño a donde has de estar muy despierto mientras va pasando, pues nosotros somos en parte los responsables de muchos momentos buenos y muchos momentos quizás no tan buenos. Se me ocurre la idea de algo que no creo que sea posible, pues diría el poder llenar un saco lleno de buenos sueños y momentos los que no son tan buenos. 

Queridos amigos, amigas, … quién soy yo para hablaros de felicidad, de que nada es eterno, de que cuesta mucho ser feliz. Pero yo creo que se puede ser feliz. Cuando tú tienes tus necesidades medianamente cubiertas, como podría ser tu vida familiar, tu sanidad, laboral y otras muchas que cada cual podría agregar. Pero no creo que constantemente nos tengamos que engañar echando la culpa a los demás. Pues somos muchos en este mundo los que pensamos que siempre la culpa es de los demás. 

Queramos o no queramos, somos parte de nuestra sociedad, a la que no debemos de acusar tanto de lo que nos pueda pasar, sea bueno o regular. Nosotros todos deberíamos ser más valientes y ser capaces de afrontar nuestra realidad la que puede estar en cualquier sitio o lugar. Pero la que nosotros todos deberíamos buscar. Y no echar la culpa a los demás. Seamos valientes y personas con buena voluntad. 

No sé qué podría yo contaros en este trocito mío de mi verdad, quizás tendría que empezar por la playa, por las vacaciones, las que ya hace días terminaron. Y las que creo que cada cual, a su manera, y dentro de sus posibilidades no las tendríamos que dejar escapar. Pues no sé el por qué, el solo hecho de cambiar de aire te hace pensar un poco más en ti y en los demás.

Lo que sí quizás nuestra sociedad, o bien particularmente, nos tendríamos todos que poder permitir la posibilidad de disfrutar de unos días de libertad. Para poder hacer un poco a tu voluntad. Pero eso, por lo pronto, es algo que no es posible. Si es muy verdad que nuestra sociedad no lo puede dar todo, y nos lo tenemos que ganar, y por eso, una y muchas veces más, somos nosotros, los que en parte nos tenemos que dar cuenta de que nuestras vidas es el luchar. Por el bien nuestro y el de los demás.

El otro día leía en alguna parte: si yo supiese que mañana me tenía que morir no me importaría tener que plantar un árbol hoy. Lo que quiere decir, no te importe hacer el bien, aunque sepas que te marchas.

Nosotros, todos, estamos obligados o no obligados “a labrar” nuestro futuro, o llamémosle como queramos. Nosotros, como personas, tenemos que contribuir a hacer un mundo mejor, pues, sin lugar a duda, haremos como muchos de nuestros antepasados: Labrar para crear un mundo mejor. No seamos tacaños, sino más bien todo lo contrario. 

Podemos pensar que nuestro granito de arena no se verá, que lo que podemos hacer es poco, pero un granito de arena tras otro puede crear toda una montaña.

Y nunca es tarde, cada día es un nuevo día para seguir aportando, creciendo y contribuyendo a hacer el bien a nosotros mismos y a los demás.

Y claro que todo cuesta. Y a según qué edades más. 

Como sabéis yo también intento aportar mi granito de arena, entre otras cosas, en nuestra Asociación el Mochuelo.

Un abrazo de nuestro Mochuelo, el que se abre de par en par.

Vuestro amigo, Juan 


Foto de thirugraphy .11


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