La grandeza

Mochuelo

Muchas veces el querer ser grande nos hace ser aquello que no somos. Y si hay algo que casi todos nosotros queremos demostrar es que somos mucho más grandes que nuestro vecino. Un gran error.

A muchos de nosotros nos cuesta mucho reconocer el sitio o el lugar que nos corresponde como sociedad. Empezando por algo que está muy de moda: las mascotas. Yo jamás diría cuanto has de querer a tu mascota. Pues eso, allá cada cual, pero, no te creas grande porque tienes una mascota. Es solo un pequeño ejemplo.

Nos cuesta presentarnos delante de los demás tal y como somos, pues muchos de nosotros, es algo cultural, familiar o hasta de nuestra sociedad, que siempre nos exige un poco más. Cuando lo estupendo, lo sencillo y lo más normal es que seas tú mismo. Seas tal y como eres. Deja de fingir y vive la vida tal y como eres, aunque no te crean los demás. Pues muchos de nosotros no entendemos, o no queremos reconocer nuestra realidad.

No sé cómo piensan los niños de ahora, pero sé que cuando yo me criaba era muy importante tener un primo o un tío que fuese “algo” en la sociedad, desde un guardia civil hasta, como dice el dicho, “tener un tío en Graná”, pues lo importante era presumir de aquello que no era corriente ni normal y, sobre todo, ser más grande que los demás.

Pero es lástima, y un sin sentido, que tengas que poner delante de ti algo que en todo momento nos puede perjudicar como persona. Pues somos muchos los que presumimos todavía de que mi abuelo estuvo en la guerra de Cuba, que está muy bien nombrarlo si así ocurrió, pero no quieras tapar lo que no eres con un pasado que no viene a cuento.

Somos muchos, los que quizás por suerte, hayamos tenido o tenemos ese tío en Graná, del cual te puedas beneficiar. Y, se dice que, tonto es aquel que, teniendo ese tío, a donde sea, no se puede beneficiar.

Sí que nos oponemos a que no quieras ser tú de verdad, y no uno de esos que tienen un tío en Graná, dejando de ser quien verdaderamente eres. Según dicen, nadie está libre de pecado. Pero, qué bonito, que alegría cuando te encuentras a personas sencillas y transparentes en el camino. 


Nuestro mochuelo

Queridos amigos, amigas, compañeras y compañeros de nuestro Mochuelo: intento contarte algo de mi vida, de mi compañero al que tanto quise, al que tanto quiero. 

Y no sé si vive o quizás esté muerto. Te escribo unas letras mi buen compañero, si estuvieses vivo dime que te acuerdas de aquel forastero, que pudo matarte, que caíste al suelo y pudo cogerte aquel forastero. Tu querido amigo, tu fiel compañero, el que no te olvida, aunque estés muy lejos. Te ruego me escribas. Sabes que te quiero, aunque estés muy cerca o quizás muy lejos, te sigo esperando mi fiel compañero.

Yo quisiera verte, pues mucho me acuerdo de aquellos ojazos, de todo tu cuerpo y de tus gruñidos y tu pico revuelto, como un aguilucho que cruza los cielos. Jamás molestaste, pues fuiste muy bueno en aquel trastero, que lleno de trastos tenías tu espacio y todos tus puestos. Cuidabas la puerta, guardabas silencio y nadie sabía que en aquel trastero hubiese un mochuelo, que no cualquier cosa sino mi Mochuelo. 

Quiero hacerte grande. No me importa el tiempo. De llenar tu vida con buenos recuerdos, de cuánto me diste mi fiel compañero. Ya sé que no sabes de cuánto te quise, de cuánto te quiero y parece un dicho el que ya está hecho. Pero amigo mío, mi buen compañero, sabes que te quise y que te sigo queriendo, porque fuiste siempre mi gran compañero.

No quiero que sufras, estés donde estés te sigo queriendo. Recuerdo la noche que te vi en el suelo, y nunca creí que llegarías tan lejos, a hacer mi camino, a ser parte de mi vida y de muchos sueños. Y, fuiste la culpa de soñar despierto. De inventar un camino con muchos tropiezos, soportando baches, caminos y pueblos, pues quiero dar vida, a mi buen amigo, a nuestro compañero, que es, ni más ni menos: nuestro gran amigo, mi fiel compañero. 

Mi querido amigo, mi fiel compañero, no importa que llueva ni que haya truenos. Debemos de ser fuertes y ser compañeros. Vendrán muchos días con frio, con hielo y quizás un camino que no conocemos. Es posible que tenga baches, que no fuese tan bueno, si tenemos ganas, no le tenemos miedo. Aunque nos lloviese, aunque haya truenos. Llevamos capote y buenos sombreros. Tenemos comida, no tenemos miedo. Y tenemos ganas de llegar muy lejos. No importan distancias, creo que podemos.

Mi querido amigo, mi fiel compañero… lejos llegaremos.

Un abrazo, vuestro amigo Juan.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Maldito tabaco

No te ates, no digas que ya no puedes

Ser mejor que ayer