La puntualidad
Porque pienso que somos muchos los que no sabemos o no nos gusta entender o comprender lo que puede ser la puntualidad. La que parece que empieza por uno mismo. Hay un dicho que me lo decía un camarero: “no por estar más cerca, llegarás más pronto a tu trabajo”.
Dicen que el que no es puntual es aquel que no respeta a los demás. Y, diría que la puntualidad empieza en uno mismo. Pues cuantos de nosotros empezamos la mañana cuando toca nuestro despertador, y cuantos de nosotros nos arrepentimos una y mil veces de no habernos levantado en aquel momento. Y no por el bien de los demás sino por el tuyo mismo.
Muchas veces nos creemos que cuando vamos tarde les hacemos daño a los demás, porque pedimos perdón, y con eso nos creemos que ya es suficiente, pero amigo mío, estamos totalmente equivocados. El que tú vayas tarde eres el primer perjudicado, y después no sabes cuantos más pueden ser afectados. A los que rara vez valoramos.
Dicen los madrugadores, que el madrugar da felicidad, y me creo que puede ser verdad. Quién de nosotros no se ha levantado un día temprano y se alegra por haber madrugado, porque tiene tiempo de mirarse al espejo, porque no está cabreado consigo mismo, y sobre todo porque te alegras, disfrutas o porque simple y llanamente has madrugado.
No queremos ignorar a todo aquel que está sometido a muchas horas de trabajo por obligación o porque no tiene otros recursos, a los que perdonamos y comprendemos, pero muchos de nosotros pensamos que no tiene la mayor impotencia el llegar tarde a nuestro trabajo. Un poquito tarde que lleguemos a nuestro trabajo a veces es muy poco valorado por el que llega tarde, y además cree que no tiene la mayor importancia.
Mientras tanto, con tu permiso un trocito más de mi verdad…
Aunque creo que algo ya había escrito sobre el tema, pero uno de nuestros lectores parece que no quedó conforme o satisfecho con nuestra explicación. O no dijimos cosas que tendríamos que haber dicho y nuestro lema es, sobre todo, decir la verdad.
En unos de nuestros posts anteriores, creo que dije que en uno de mis primeros años de estar en Martorell me dio la corazonada de alquilar un local, el cual era, casi de todo menos un local. El que posteriormente sí que hicimos que pareciese un local. Mi primo Alonso y amigo me vino a ayudar más de un domingo hasta conseguir que lo que no era un local, a pico y pala, se acabase pareciendo a un local. Este, mi primo Alonso un gran trabajador, y además amigo, de muchos años, pues trabajamos juntos en el pueblo y también en Barcelona, a donde en más de una ocasión nos demostramos, con hechos, que además de ser primos éramos amigos. A donde nos ayudamos mutuamente cada cual dentro de nuestras posibilidades.
Si tengo que deciros que ese destartalado local, daría para escribir un libro o quizás para escribir un trozo de libro. Pues no puedo negar ser un ensoñador, y eso ya se empezó a fraguarse en este humilde local. Pues el local fue trastero, almacén, granja, cochera o taller, y sin luz ya que fue adquirido para encerrar un coche y muy poco más. Casi al final fue el garaje del tractor que compré en Lérida y taller para reparar antes de llevarlo al pueblo.
No creo necesario, contar el cómo o de qué manera pudimos hacer tantas cosas a la vez, pero ahora ya visto desde un poco lejos, puede ser posible porque cuando hay ilusión y ganas de hacer, casi nada es imposible. Hay por ahí un refrán que dice que “más hace el que quiere, que el que puede” y quiero confirmar que es verdad.
Hoy me acuerdo, por ejemplo, de ese primo mío Alonso, analfabeto que murió queriendo hacer cosas, pues le dolía enormemente el no haber tenido la posibilidad de poder tener el carné de conducir. Mi primo y amigo al que aprecié y quise. Al que podría poner como ejemplo porque tengo muchos primos y además sobrinos, con carreras, y sin carreras, amigos, y conocidos que ya son viejos con poca edad, y lo siento por aquellos a los que se puedan dar por aludidos, pues pena me da que más de uno se está enterrando en vida. Porque creo que la vida es algo más que estudiar, o no estudiar. La vida es coraje, amar, luchar…
La vida continúa. Seguimos luchando por nuestra puntualidad, la que queremos y vamos a intentar que pueda ser verdad.
Como podéis comprobar, nuestro mochuelo sigue volando en busca de hacer nidos a donde le pueda gustar, o le puedan llamar, pues no podemos negar que goza de alegría y de vitalidad para seguir el camino que se pudo marcar.
Mientras tanto, un abrazo de vuestro amigo Juan.
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