Me falta mucho

 


Me falta mucho, pero quiero soñar que puedo llegar. 

Nos falta mucho, pero queremos pensar que vamos a poder llegar, porque cada cual será capaz de encontrar el camino que más le pueda gustar. A todos nos falta mucho, y queremos ser capaces de encontrar la forma y manera de poder llegar, porque la vida, queramos o no queramos, es un continuo caminar. Un caminar que solo tú sabes o tienes que saber dónde vas. No te engañes, no te mientas. La vida es maravillosa, es muy difícil, además, pero tú tienes la llave de a dónde quieres llegar. No tengas miedo al camino, ni a lo que te puedas encontrar. Sé valiente, sé sincero, la vida te ira guiando. No dejes de caminar. 

Compañero, compañera, de cualquier pueblo o lugar, no dudo en ningún momento de cuánto mal nos está haciendo esta maldita pandemia. Nadie duda de su mal, pues no es a uno solo a los que nos ha hecho mucho mal. Pero amigas y amigos, tenemos que ser valientes, debemos de ser capaces, tenemos que ser capaz de encontrarnos y de ser conscientes de que debemos empezar a recorrer el camino que nos pueda quedar. Sé valiente, sé generoso, sé tú mismo. De verdad. 

No me digas que te aburres, que nadie te quiere enseñar, que nadie te da una mano para que puedas volar. No tengo nada que darte que te pueda gustar. Quiero que seas tú mismo el que me puedas decir, el que me puedas contar y juntos, quizás, podamos hacerlo realidad. No te pares, no te rindas, sé tú mismo y sé verdad. Y puede quizás tus sueños se hagan realidad.

Y con vuestro permiso, un día más intento contar un trocito más de mi verdad… 

Sigo trabajando con los camiones con mi buen jefe Juan Cubelles. Nunca demostramos tener una gran amistad. Yo soy uno más de mis compañeros, pero creo que él sabe que no sueño como los demás, y eso nos hace acercarnos un poco más. Tanto es, que hoy en día, de cuando en cuando, aún nos telefoneamos. Recuerdo un día que yo le comentaba que había visto un restaurante de carretera que se traspasaba, y que lo podríamos coger juntos. Me dijo “estás loco“. Yo no me atrevía a llevarlo solo. Mi experiencia era totalmente nula. Mi idea era que ellos llevaran la organización y la dirección, y yo a trabajar, pues no me daba miedo el trabajo y sí todo lo demás.

Pasan los años, y yo no puedo negar que me voy cansando de los camiones. Es algo que ni yo mismo me lo puedo creer ni decir a los demás. Yo estaba tan metido en los camiones que no me puedo imaginar ninguna otra cosa que no sea algo que era mi todo: los camiones, lo que tanto me había gustado y costado. Pero sigo soñando. Y no porque en aquel momento yo tuviese pensado dejar los camiones. No puedo negar que los camiones llenan mi vida. Casi creyendo que no hay nada más, pero empiezo a darme cuenta de que puedo hacer algo más. Y, entre uno de mis sueños, creo que podría ser el comprar un tractor. Y no porque yo vaya a dejar los camiones, sino porque quizás tengo ganas de poder soñar.

Hacía días que estoy llevando material a la autopista que se está construyendo entre Barcelona, Lleida, Zaragoza. Muchos días, ya de regreso paso por Tárrega donde había un concesionario de tractores que me llamaba la atención porque había muchos. Y, un día de los que venía con tiempo ya descargado, me decido a parar, y a la vez a curiosear. No podía creer que saliese del concesionario con un tractor de segunda mano en lo alto de mi camión. El que me llevé a Martorell y puede dejar en mi local, a la espera de ponerlo medianamente guapo y llevarlo a mi pueblo.

Con la colaboración de un vecino mío mecánico, los días de fiesta nos encargamos de ponerlo a punto para llevarlo al pueblo. Donde yo pensaba y creía que alguien de la familia o extraño se interesara por el tractor. Aunque fuese algo temporal o casual, pues solo el hecho de que pudiese dar un servicio a alguien del pueblo, o para el pueblo, yo ya hubiese sido feliz. Pero, siento decirte por ti y más por mí, que el tractor quedo más que olvidado, hasta que, después de algo más de un año, alguien me hizo una oferta, se lo vendí poco más o menos por lo que me había costado.

Desde el primer día, mi jefe está al corriente de lo del tractor. No quería de modo alguno que aquello fuese una incógnita para él, ya que lo había hecho en horas de trabajo y además utilizando el camión sin permiso alguno. Y, además, ya con la idea de que algún día lo querría llevar al pueblo cargado el camión. 

No quiero equivocarte ni equivocarme, pero creo que fue en los días de semana Santa con algún día más de fiesta, que fuimos al pueblo a llevar el tractor con el camión que yo tenía asignado en la casa: un Barreiros, un gran Ruta, un camión muy manejable y que corría mucho. Un camión que no sé ni cómo ni de qué manera fuimos los cuatro en la cabina (mi mujer, mis hijos pequeños y yo) desde Cataluña a Andalucía. Era un camión que iba muy bien, pero, que también se averiaba. Poco antes de llegar al pueblo, una rueda trasera se me quedaba frenada. Aún con la rueda frenada, pudimos llegar al pueblo. !!!No os cuento mi alegría!!! Quizás alguno de vosotros sabéis lo que se siente cuando haces o vives algo que realmente te gusta. 

Llegamos al pueblo un poco tarde. Dejé a la familia en el pueblo y fui a descargar mi tractor al cortijo, que estaba a diez minutos del pueblo. Descargar y para el pueblo a dejar mi camión. Lo dejo en el mejor posible aparcamiento, pues entre otras cosas a mí me gustaba que se viese mi camión. Pues, además de que se viese mi camión, me gustaba decir a algunos de mis paisanos que yo fui el primero del pueblo con un carnet de primera. Y que, de alguna manera, yo presumía de lo que tanto me había costado y por lo que tanto había luchado. 

Lo de la avería de la rueda, si me permitís, os lo cuento otro día. Ahora os diré, que todas mis aventuras o locuras me han llevado a donde estoy, contento y satisfecho. Pero sé que me falta mucho, desde dónde estoy hasta dónde voy. 

No sabes cuánto me gustaría poder llegar a conectar contigo y poder colaborar contigo, aprender contigo, pues no dudo de cuanto lo necesito. Tú me das paz, alegría, felicidad y el orgullo de que sé que me falta mucho por llegar, porque junto a ti, creo y pienso que, seremos capaces de llegar, cada cual, o lo más alto de lo que nos gustaría llegar. 

Mis queridos amigos y colaboradores del mochuelo, tengo hambre, tengo sed, tengo ganas de saciar junto con los demás toda mi fe y mis ganas de poder colaborar en cuanto nos podamos ayudar. 


Saludos del mochuelo. Juan


Foto de Ravindra en Pexels


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