Quisiera darte un árbol y que lo pudieses plantar
Amigo y compañero o compañera, de dónde tú puedas llegar nos dará igual. Quiero que te sientas a gusto de dónde puedas llegar, no quiero que te discrimines por cómo puedan pensar. Sé tú mismo, sé persona. Ni nada menos ni nada más.
Compañeros y compañeras, no queremos ignorar que queda mucho que hacer, mucho camino que andar, pero, si queremos ser algo, nos lo debemos de ganar. Y, nuestros sueños, nuestras vidas hacerlas realidad. Nuestro mochuelo no te lo dice para que quede bonito, sino porque cree, piensa y sueña con que puede ser verdad. Ama y disfruta con lo que haces. No seas mediocre, la vida es un continuo caminar. Si alguien piensa lo contrario, es que puede que no haya empezado todavía a vivir su vida. Nuestro Mochuelo está más que convencido de que la vida es un recargar pilas y continuar. Dice en algún libro que no pidas a la vida menos problemas, sino coraje y ganas de afrontar tu propia realidad. No te rindas. Vuela mientras puedas volar, anda mientras puedas andar, corre o gatea mientras que te quede algo de vida. Y no digas jamás… no puedo más.
Si me lo permites, con tu permiso, un trocito más de mi verdad.
Creo que os decía que en tres días decidí venirme a Barcelona con el dinero que me quedaba después de haber hecho la obra, del que pensábamos sería el garaje de nuestro tractor, el que nunca llegó.
Tres mil pesetas, era todo mi capital. Llego a Barcelona sin que nadie nos espere, sobre todo a mí, pues yo era primo de la dueña de la pensión y sobrino de su madre. Me recibieron con los brazos abiertos. Tanto es, que no me dejaron ir a la pensión de mi prima y dormía en la misma habitación que dormía mi tía. Aunque yo pagaba como si estuviera en la pensión. Pero, se dice que todos los niños al nacer son bonitos, y yo creo que será verdad.
Dos meses y sin encontrar trabajo, pues además de no conocer Barcelona y no haber llevado camiones, lo tenía muy mal a la hora de que me cogieran. Solo había estado tres o cuatro días con un chatarrero, un tío no mala persona, pero capaz de engañar a su padre, el que después fue buen cliente mío. Estuve también dos semanas cubriendo una vacante por enfermedad, repartiendo, sobre todo, sifones y gaseosas que ellos mismos fabricaban. Los repartíamos casi casa por casa y por los bares del pueblo con un buen ayudante. Nuestro cometido era cumplir con la clientela del pueblo con un camión viejo con dirección mecánica. Ese era todo mi currículo con los camiones.
Pero, por esos días, el marido de mi prima que no tenía carné, se compra un coche. Y me dice si yo los llevaría al pueblo ya que yo no tengo trabajo. Ni tampoco dinero: debía toda la pensión. Acepto ir con el capital de 500 pts. que me prestó mi primo (con el que me había venido a Barcelona). Yo no tenía nada de ganas de ir al pueblo y más con la situación que yo tenía, sin trabajo y debiendo toda la pensión, más la trampa de mi primo.
De alguna manera, nos informaron sobre cómo ir al pueblo. Creo que salimos de madrugada… Tarragona, Valencia, … al pueblo. Con lo que nos habían dicho y lo poco que sabíamos, nos plantamos en el pueblo. Sobre las nueve de la noche. Yo llegué cansado como una mula y sin ánimos.
Mi padre no me preguntó nada. Solo me dijo, sin darle mucha importancia, que, si no tenía trabajo que, si quería volver a casa ahí tenía trabajo. Recuerdo que le dije que tenía cosas pendientes. Lo que no era verdad, pero tampoco era mentira. Sin dar muchos detalles. A la novia, creo que lo justo para salir del paso. Pues ella no supo que yo no tenía ni un duro. Pues le hice un pequeño regalo, para despistar un poco más.
Pero llega el día de la marcha y hay que disimular, pues yo no puedo ni quiero que sepan de mi situación. Pero hay que volver a Martorell y además hay que enfrentarse a la realidad. Mi realidad era la misma que me había dejado…
Dicen que los toros se ven muy bonitos desde la barrera y que no es lo mismo predicar que dar trigo. Pero amigos y compañeros para todos aquellos que sufren...
Espero verte muy alto y yo contigo volar, pero no te pares, no te importe el qué dirán, ama la vida con todas tus fuerzas, Y si puedes, disfruta, sé valiente.
El Mochuelo de la amistad Juan
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Alberto