Nuestro mochuelo quiere seguir volando
Nuestro mochuelo no quiere estar fuera de su realidad. Quiere ser de lo más real porque cree y piensa que la vida para todos y para todas es, el buscar nuestra felicidad, independientemente de nuestra edad. La vida es trabajo, es luchar, es el caminar y es el buscar cada cual su sitio y su felicidad.
No dudes de lo que ya eres: una persona normal. No niegues tu valentía, ni tus ganas de luchar. No esperes que el tiempo pase. No lo dejes escapar, no importa la edad que tengas. Como te puedas llamar, procura vivir tu vida con mucha legalidad y ya verás que tu mundo se hace realidad.
Mientras tanto, yo te cuento un trozo de mi pasado, un trozo de mi verdad que puede que no te guste o que te pueda gustar. No sé si sabes o tienes idea de lo que es un pajar. Pues un pajar es lógicamente donde se guardaba la paja para alimentar sobre todo a los animales que nos ayudaban a hacer las tareas del campo. Pero un pajar en el pueblo era normalmente un espacio donde se guardaba la paja, con más o menos capacidad, según posibilidades de cada familia. Un pajar en el campo era un monto de paja en forma de pirámide. Paja muy compactada, muy pisoteada y después techada normalmente con pajotes que era lo que se quedaba en el campo después de segar. Un pajar bien hecho era el aprecio de los demás.
No todos sabían ni se atrevían hacer el pajar, no todos sabían darle la verticalidad y la forma correcta para que no se mojase. Normalmente, el pajar se hacía en la era por comodidad, pues el pajar se hacía cuando ya la trilla se había terminado. La trilla era lo que hoy hacen las cosechadoras. Y las alpacas de paja que vemos hoy en el campo era la paja que nosotros guardábamos para las bestias.
De esos pajares tengo unos muy buenos recuerdos. Primero porque fue mi padre el primero que confió y me dijo que, si yo me atrevía, que adelante. Segundo porque yo era el que lo hacía y el que mandaba en la estructura del pajar. No me salían mal pues la prueba fue que alguna que otra ocasión salí afuera hacer algún que otro pajar. Mi hermano era uno de los que lo pasaba mal ya que era él el que normalmente me suministraba la paja, y una y muchas veces me preguntaba ¿Todavía no lo cierras? cerrar era hacer el final.
Esto tan sencillo, tan normal, … esto puede ser lo que es el hacer un pajar: la semilla, la oportunidad, la historia de hacer el pajar. La que sin duda he de añadir a todo lo demás, que estará bien o regular, pero con el convencimiento que estos y otras cosas más, me hicieron dar pasos y empezar a caminar. Quizás por eso, hoy nuestra asociación es el mochuelo, el que quiere aprender, quiere enseñar y quiere colaborar.
Sed curiosos, atrevidos y con muchas ganas de luchar. Sé valiente, sé sincero, sé fuerte como el que más y seguro que tu vida, haciendo lo que te gusta, la haces realidad.
El mochuelo, Juan
Foto de Vlad Chețan en Pexels
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