Rejas por dentro



Nos compadecemos de todo aquel o aquella que condenan a vivir entre rejas unas horas, unos días o unos años.

Y sin embargo, no le damos la mayor importancia, por ejemplo, al tabaco y a otras muchas dogas que nos tienen atados de pies y de manos. O, por ejemplo: hombres y mujeres condenados por sus propias parejas, atados y condenados como si estuviesen que cumplir condena sin fecha de caducidad 

A todos aquellos que atan a las personas los tendríamos que castigar, pues no queremos reconocer, que somos prisioneros o prisioneras del dichoso tabaco, por ejemplo. Y no queremos olvidarnos de hombres y mujeres prisioneros de sus propias parejas. 

No queremos quitar la menor importancia al poder entrar en la cárcel, pero tan poco nos gustaría olvidarnos de cuántos y cuántas están atados/as de pies y de manos estando de paseo por la calle.

Un día más me atrevo hablar de cosas que puede no las sepa escribir o enfocar como podría ser la propia realidad. Pero sé y creo que la vida está hecha de lucha y de querer llegar. Un día más sabréis perdonarme pues no soy capaz de llegar donde me creo que podría llegar. Pero sí que intento y creo que voy a ser capaz de llegar. 

La vida puede ser muy dura porque, sin comerlo ni beberlo, nos puede tocar vivir una enfermedad. Pero nosotros, todos, debemos y tenemos que poner de nuestra parte lo que buena parte podamos aportar.

Cree en tu trabajo en tu sociedad y haz por ella cuanto esté a tu alcance. Creo y pienso que jamás te arrepentirás, y no importa ni quien pueda gobernar. Quiérete mucho y de paso has de querer a los demás. Sé que te puede sonar, bien o mal, pero me ha de dar igual. Cree en ti mismo y, quizás un día, puedas creer en los demás. No es fácil, pero puede ser verdad.

No me enrollo más, pues quiero contarte un trocito más de mi verdad. 

En estos días estoy muy liado, trabajando casi como un hombre, pues quiero reorganizarme para saber un poco por donde voy y por donde debería tirar.

Os cuento que estuve un año en Alemania, y uno de los detalles que más me gustaron fue que para final de año todo quedaba limpio y ordenado para poder empezar el año nuevo de verdad. Yo lo intento cada año. No he sido capaz de lograrlo, por lo que daría algo para poderlo hacer verdad. Mientras llega ese fin de año, no tengo más remedio que soportar mis informalidades. ¡!Pero alto!! que tengo una nieta con solo 18 años que ya un año me ha demostrado ser capaz de hacer limpieza en general. Que dure pues esa sana costumbre.

Para vuestra información, soy un tipo al que le gusta casi todo de lo que puedas encontrar en esta vida, donde medianamente me pueda defender. Por gustarme, me gusta hasta trabajar, y además me gusta mandar (algo que echo de menos desde el día que dije que me jubilaba), pues no se si sabéis que, entre otras muchas cosas, en el momento que te jubilas eres un cero a la izquierda. No puedes ir al banco porque nadie te “escucha”, quiero llevar un trabajador: no puedes “estas jubilado. Quiero llevar un tío para que me ayude… “estas jubilado”. 

Sincera y llanamente, jamás me tendría que haber jubilado. Me gusta el campo, y ya casi no puedo llevarlo, y no busques a nadie porque “estas jubilado”. Y así, una y otra vez. Te cortan las alas para que dejes de volar. Tengo maderas, hierros y otras cosas que mover, ordenar, organizar… no puedo, pero no puedo llevar a nadie porque estoy “jubilado”. Ya sé que no hay vuelta atrás, pero sinceramente yo no tendría que haberme jubilado. Así que no puedo decir nada más ni nada menos: que jamás me tendría que haber jubilado. Llevo 18 años fuera de servicio, desde que me corté yo mismo las alas y las que me dejaron inútil, aunque no haya parado en todos estos años. 

Suerte de mi Mochuelo el que me da vida para seguir luchando.


Un abrazo de nuestro Mochuelo, vuestro amigo Juan.


Foto de Yasin Vatansever


Comentarios

Entradas populares de este blog

Maldito tabaco

No te ates, no digas que ya no puedes

Ser mejor que ayer