La curiosidad y necesidad

Quiero y espero que no confundas la curiosidad con ser un “cotilla”. Pues debemos pensar que a partir de una cierta edad todos deberíamos tener una linda y sana curiosidad. 

Una curiosidad que muchas veces se quedan sin respuesta. Digo esto porque a partir de una edad, cuesta mucho que te puedan aceptar lo que tú sueles preguntar. No sé si alguna vez se dieron cuenta de que la mayoría de los mayores no se atreven a preguntar, ya que muchas veces las respuestas no llegan… Ya te he dicho esto mismo, ya me lo has preguntado, ... Todos conocemos casos, que hasta pueden ser muy desagradables, pero que son detalles reales.

Pero dejemos atrás los casos extra. Fijémonos en los casos diarios ... que, desgraciadamente ocurren. Hace no muchos días, preguntaba por una señora que según me dijeron está muy cerca de los noventa años. Se viste sola, se baña sola, come sola, y sube y baja de un tercer piso según los hijos. Esta señora está muy trabajosa porque se le olvidan muchas cosas, repite muchas cosas, pregunta una y mil cosas, las que, sinceramente, no siempre les hacemos caso. ¡Cuántas y cuántas preguntas sin respuestas! ¡Cuánto dejamos de preguntar a papá a mama o quizás algunos de nuestros mayores! Cada cual está en su propio derecho de preguntar o no preguntar, pues hoy, afortunadamente, se puede preguntar.

Pero, no he de ser yo el que pueda poner orden a los demás, solo intento que podamos pensar de que nunca estaría de más saber un poco más por vuestro bien y el de los demás. Sé que hoy estamos llenos de información y quizás por eso nos importan tan poco los demás. Nuestros mayores, el que más y el que menos, está falto de comunicación y añorando el no haber podido preguntar cosas, que sin importancia nos hubiese valido hoy para poder informar. 

Preguntad, preguntad, … pues preguntando dicen que se llega a Roma. 

Nuestros mayores vienen de una época muy diferente a la que tenemos hoy. 

Amigos amigas, un día más, si me lo permitís … un trocito más de mi verdad. 

Como os decía al final de mi último blog… yo sigo enamorado. De lo contrario no hubiese sido posible iniciarnos en el Restaurante. No es solo la casa de Andalucía. Son muchas cosas. Y muchas, sin duda, nada fáciles de resolver. Es la casa de Andalucía la que hay que dejar y desmantelar, mi mujer la que dice, y es verdad, que ella se atreve a cocinar para lo que tenemos en el bar, pero no para un restaurante, … Unos días antes de cerrar definitivamente la casa de Andalucía, el señor que conocemos del banco, me dice que él tiene un buen conocido en Tarrasa, que tiene un restaurante y que estaría dispuesto a que mi mujer se fuese unos días a aprender a su restaurante. Lo que aceptamos de muy buen grado. Para mí, sobre todo, fueron días de infarto: a Tarrasa. mañana y tarde, al restaurante, dos o tres veces al día, unas por curiosidad y otras por pura necesidad.

Pero, no quiero lloraros más de lo necesario. Pienso, con todo mi respeto, que no vale la pena sufrir más por lo ya pasado. Y no porque no sea digno de contar, sino porque no quiero de modo alguno cansaros, pues lo vivido, ya está vivido. Pero, no es normal que pudiesen pasar tantas cosas y en tan poco tiempo. 

Muchas cosas, pero ninguna que no se pudiese arreglar. Pero, sí que es muy desagradable, encontrarse con personas que, porque tienen una profesión, se crean poco más o menos que son casi dioses. Pasa en todos los gremios. No hace mucho, a un jardinero le tuve que poner una nota diciéndole de lo que yo me cuidaba y de cual podrían ser sus obligaciones. Pero no siempre lo tienes claro para decir a alguien que dos y dos son cuatro. 

No puedo negar que yo estaba muy dolido con lo de la casa de Andalucía, y, a más de uno, yo le contaba cuanto había pasado. Hasta que un día llega un señor cercano a la familia. El que me dijo: “olvídate por completo de lo ya pasado, céntrate en todo lo que tienes por delante”. Me fue estupendo el consejo. 

Nada es fácil y tampoco es malo. Que la vida no es toda de color rosa. El que se lo crea está muy equivocado.

No puedes ni debes estar siempre llorando por lo ya perdido. 

Sé valiente y demuéstrate a ti mismo que lo ya perdido, difícilmente volverá. Está muy bien que quieras desahogarte y comunicarte, pero guárdate tu dolor, tu ira y tus razones. Empieza, si puedes, una nueva vida. Disfruta en lo que todavía puedes hacer. No seas cobarde. Date ejemplo a ti mismo y, si es posible, guarda tu dolor y sonríe a la vida. No vivas con tu pasado. 

Con vuestro permiso, en el local, nos vamos de vacaciones a últimos de junio hasta primeros de septiembre. En el blog, seguiré escribiendo. 

Mientras tanto, tengo fe, ganas y pienso en mi mochuelo, con el que quiero y deseo, con todas mis fuerzas, que sea capaz de orientarnos y nos dé fuerzas para luchar por lo que queremos. 


Un abrazo, de vuestro mochuelo, Juan.


Foto de Collin Guernsey


 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Maldito tabaco

No te ates, no digas que ya no puedes

Ser mejor que ayer