Coraje



Dice Maya Angelou, artista directora, escritora, y muchas cosas más: “ser valiente es siempre la respuesta”. 

Se necesita coraje para decir te quiero a la persona que amas, se necesita coraje para aceptar el perdón cuando te han dañado, se necesita coraje para pedir perdón cuando te has equivocado, se necesita coraje para seguir tus sueños, se necesita coraje para pedir ayuda a sabiendas que puedes ser ignorado, se necesita coraje para llorar cuando estas hundido, se necesita coraje para soñar en grande. Sin coraje la vida no tiene sentido. Una actitud de miedo es la peor esclavitud. Vivir la vida sin confianza es como estar en la peor celda de una cárcel. 

Amigos y compañeros del mochuelo, casi todos nosotros necesitamos un poco más de coraje para vivir la vida que nos ha tocado vivir. Todos nosotros, unos más, otros menos, nos hemos acostumbrado a vivir una vida de comodidades (exceptuando personas con enfermedad o incapacidad). A todos, absolutamente a todos, nos ha invadido la comodidad y el bienestar. Soy uno de tantos a los que le gusta la modernidad y la máxima comodidad. Pero sí que, dentro de mis posibilidades, yo como otros muchos, debo de saber que la vida no es solo trabajar ni comodidad. La vida es algo más, algo que cada cual se ha de buscar. 

Plaza Era del Padró, donde está ubicado el local de nuestra asociación, el Mochuelo. Una temporada más, donde nuestra novedad, no puede ser otra que hacer el bien a nosotros mismos y a los demás. Estamos abiertos para hombres y mujeres, chicos o chicas de cualquier edad, a los que les gusta aprender, soñar y colaborar. Nuestra ilusión es ser capaz de afrontar nuestras propias realidades. Estamos abiertos una temporada más y por lo que cada uno de nosotros debemos de estar contentos y orgullosos de poder abrir una temporada más. Sé valiente, con coraje y no te avergüences. No mires atrás, no te importe lo que digan, ni lo que puedas encontrar. Date el capricho de un niño, no dejes de preguntar y seguro que la vida te podrá ayudar.

Mientras tanto, con vuestro permiso, cuento un trocito más de mi verdad. 

Si mal no recuerdo, nos quedamos en la gran importancia que tuvo poder tener un jefe que me dijo “si te fuese mal, tienes las puertas abiertas para volver”. Se lo debo de agradecer toda la vida. A pesar de que fue algo que no busqué, las dos personas que me lo propusieron ya sabían que yo andaba dándole vueltas a montar algo relacionado con la hostelería. Si bien, puedo confesaros que mi experiencia en hotelería era solo el haber hecho algún café en casa de mi prima, recién venido del pueblo, me arriesgo a abrir el bar de la Casa de Andalucía sin saber nada de nada de hotelería. En esas no sabía lo que valía un café, ni un cubata, o una ración de caracoles, pero preguntando como un niño y sin engañar a nadie se pueden conseguir muchas cosas.

Mi mujer, no es cocinera, pero sí tiene un buen gusto para la cocina, aunque para ella, coger la Casa de Andalucía no era lo que más le apetecía. 

Siempre me dolió el haber hecho trabajar a toda mi familia en algo que ellos no habían pedido. Es algo que en parte no me he perdonado, ya que tanto mi mujer como mis hijos no habían elegido jamás trabajar en hostelería. Quizás no saben cuánto me ayudaron, pues seguro que sin ellos quizás jamás hubiésemos sido capaces de enfrentarnos a una tarea dura, complicada, pero a la vez, bonita. 

Sin saber ni siquiera cuánto valía un café pensaba que podíamos ser capaces de salir a flote, a pesar de tener cuatro bares a nuestros alrededores y a muy poca distancia. Desde el primer día creo que fuimos respetuosos con nuestra clientela, que nos dio la fuerza suficiente para ser capaces de que, en no mucho tiempo, fuésemos el bar casi preferido del barrio. No podemos decir que los demás no trabajaran, sino que nosotros, trabajábamos mucho. Tanto es así, que algún bar del barrio nos quiso denunciar porque dábamos comidas teniendo una cocina en la que solo cabía una persona. Una de nuestras ventajas era que teníamos una carnicería enfrente a la que le encargábamos cosas al momento. También teníamos una hija en edad escolar que nos ayudaba la mayoría de los días a hacer los cafés y a cobrar. Y, comer en cinco o diez minutos para poder marchar. Yo lo dejaba todo a punto para poder marchar con el coche y llegar justo a la hora de empezar la clase. Tengo y debo de decir una y muchas veces más que fue mi ilusión y mis ganas el tener un bar, pero fueron mis hijos y mi mujer, las que lo dieron todo para salir a flote. 

Pero no quiero entreteneros con lo que hicimos o no hicimos, solo recordar, después de unos cuantos años, que la vida nos había dado cosas que habíamos pensado o soñado, pero sobre todo hay que tener coraje a la vez de ser sincero y honrado. No podemos poner en duda de cuánto la Casa de Andalucía nos dio, pero no podemos ignorar lo que nosotros habíamos aportado. 

La Casa de Andalucía jamás tendría que haber terminado y mucho menos cómo acabó. Cuando se abrió la Casa de Andalucía me importaba lo que yo particularmente había gastado, pero me importaba mucho, hacer algo que fuese duradero. Aunque un señor al que conocía no de grandes amistades, pero si con buenos cimientos un día me dijo que debería tener mucho cuidado con las entidades, sobre todo porque nadie manda, pero todos mandan y mucho más, si te ganas la vida. 

No intento ni puedo ser ejemplo para nadie. Sí que creo y aprecio a toda persona que, gustándole el dinero, no sea el dinero lo que lo ate. 

Hace unos días, hablando con un viejo compañero de la mili, me decía, que quizás yo no doy mucha importancia al dinero porque tengo dinero. Y yo le decía, que, como muchos, tengo medianamente cubiertas mis necesidades. Pero sí que puedo confesar que para mí el dinero no es mi prioridad. Hay cosas que pueden tener más valor que el dinero. 

Mientras tanto, tenéis que perdonar mi retraso por el ir un poco tarde al publicar este post. No obstante, podéis estar seguros, que en este retraso me he acordado de cada uno de vosotros, de cada uno de los partícipes de nuestro mochuelo. 

Espero y deseo que nuestro coraje, nuestra fe en lo que hacemos pueda ser un final estupendo de nuestra Semana Santa. Y, que, para muchos, haya sido una válvula de escape (sobre todo, si podemos dejar atrás ya nuestro Coronavirus). 


Un abrazo de nuestro mochuelo. Vuestro amigo, Juan 


Foto de Lachlan Ross en Pexels

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Nunca pensé que volvería a curarme de mi herpes, me diagnosticaron herpes genital desde julio del año pasado, hasta que un día investigué en Internet donde vi a alguien que dio testimonio de cómo el Dr. Ogala lo ayudó a curar su herpes. con su medicina herbal natural, me sorprendió mucho cuando vi el testimonio, y también tengo que contactar al médico herbal (Ogala) para que me ayude. Me envió su remedio y me curé por completo dentro de las 2 semanas de tomar el remedio. Estoy muy agradecida con este hombre porque me ha devuelto la salud y me ha hecho feliz de nuevo. Cualquier persona que pueda estar enfrentando el mismo problema o cualquier enfermedad de transmisión sexual debe comunicarse con el Dr. Ogala por correo electrónico: ogalasolutiontemple@gmail.com o WhatsApp +2349123794867

Entradas populares de este blog

Maldito tabaco

No te ates, no digas que ya no puedes

Ser mejor que ayer