Nuestro mochuelo quiere más
Nuestro Mochuelo quiere más porque está más que convencido de que, cada uno de nosotros, podemos dar un poco más o mucho más. No nos podemos mentir, no te puedes engañar, debes de ser muy valiente además de ser verdad. La vida es una montaña que debemos escalar. Puedes quejarte del frio, de la lluvia o de la soledad. No importa cuánto te digas lo que te quieras contar. Es tú camino, es el mío el que debemos de andar.
Debes creer cuanto puedes y de cuánto eres capaz. No dudes de lo que sueñas que lo podrás encontrar. Sé valiente, generoso y muy fuerte en tu caminar. Y, seguro que la vida hasta te pueda ayudar. Todos queremos milagros. No dudes que los habrá, pon de tu parte, pon tu esfuerzo, que seguro que si los hay te los podrás encontrar. Puedes dudar del Mochuelo, de lo que pueda decir o de lo que pueda contar, pero da por seguro que quiere colaborar y subir a lo más alto de lo que podamos soñar.
Mientras tanto yo te cuento un trozo de mi verdad, un trozo de mi pasado que te puedo contar.
Creo que os decía que, a los dieciséis años, ya andaba metido de lleno en las tareas del campo. Pero, creo que yo tenía 17, cuando mi hermano, el mayor y el único varón, se casó. Entonces, me dijo, por voluntad suya propia, que yo me hiciese el responsable, siempre y cuando no estuviese mi padre. Para mí no fue problema alguno, y lo tomé como algo muy normal, pues por el hecho de estar ya él casado quiso delegar en mí más responsabilidad. Pero, además, dicho sea de paso, a mi hermano nunca le gustó mandar. Así que, cuando trabajábamos juntos, yo era el responsable.
Creo que os decía que, a los dieciséis años, ya andaba metido de lleno en las tareas del campo. Pero, creo que yo tenía 17, cuando mi hermano, el mayor y el único varón, se casó. Entonces, me dijo, por voluntad suya propia, que yo me hiciese el responsable, siempre y cuando no estuviese mi padre. Para mí no fue problema alguno, y lo tomé como algo muy normal, pues por el hecho de estar ya él casado quiso delegar en mí más responsabilidad. Pero, además, dicho sea de paso, a mi hermano nunca le gustó mandar. Así que, cuando trabajábamos juntos, yo era el responsable.
Solo diré que tengo muy buenos recuerdos de mi hermano. Recuerdo de ese verano, que para mí era todo nuevo, y además con el tiempo pude darme cuenta, que yo estaba mucho más a gusto con las tareas del verano que las del resto del año. Era mi tiempo favorito, a pesar de pasar mucho sueño al medio día. Era el tiempo de la recolección. Me gustaba el verano, aunque se trabajara más. Ese mismo año, la mujer de mi hermano tuvo un aborto. Me tocó trabajar mucho para suplir la falta de mi hermano. Debo decir que, con la edad que yo tenía nada de comentarios con lo del aborto, pues eso solo era para las personas mayores. Yo no tenía ni derecho ni obligación, más allá de saber bien o mal y muy poco más.
Espero que todo esto nos pueda hacer pensar lo mucho que ya tenemos y lo sepamos valorar. Es muy distinta la vida de hoy respecto a la de años atrás. No se puede comparar. Sera tu vida, será la mía, la que debemos apreciar. Sí que nos toca aprender, hasta podemos enseñar, y juntos que podamos colaborar. Queremos darte una mano o que tú nos la puedas dar, y juntos quizás nos podamos enseñar, de cuánto nos dio la vida y de cuánto nos pueda dar. Seamos valientes, fuertes, recios como el pedernal y veremos que la vida hasta nos podría ayudar a conseguir nuestras metas. Las que, sin duda ninguna, todos queremos alcanzar.
Nuestro Mochuelo y Juan.
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